Un cielo surcado por ‘Pegasos’ teledirigidos
El VI Festival de Aeromodelismo Sebastián Älmagro reúne a 34 pilotos de España y Portugal en las pistas de Faasa La firma aeronáutica celebra su 50 aniversario
El cielo de Palma del Río se ha convertido este fin de semana en escenario del VI Festival de Aeromodelismo Sebastián Almagro, organizado por el Club de Aeromodelismo Palma del Río, y en el que los modelos a escala recordaron con sus acrobacias al corcel de la mitología griega, Pegaso. El hangar de Faasa Aviación acogió por sexto año esta concentración de aviones a tamaño reducido con el objeto de celebrar el 50 aniversario de la fundación en la Vega del Guadalquivir de esta empresa dedicada al sector de la aeronáutica por parte del piloto jiennense Sebastián Almagro Castellanos.
Ayer a las 09:30, se producía la apertura de este evento en el aeródromo que la empresa tiene a las afueras del municipio -en la carretera de Fuente Palmera-. En el acto estuvieron presentes el alcalde, José Antonio Ruiz Almenara (PSOE), junto al vicepresidente de la Diputación de Córdoba Salvador Blanco; el presidente de Faasa, Miguel Ángel Tamarit; el patrono de la Fundación Sebastián Almagro Gustavo Almagro, y el presidente del Club de Aeromodelismo Palma del Río, Manuel Palomero. Este año, como novedad durante la inauguración, la organización nombró e identificó a los 34 pilotos que participaron en esta edición. «Podemos decir que es 100% ibérico el festival porque los pilotos son españoles y portugueses», expresó Manuel Palomero. En concreto, se inscribieron personas procedentes del país luso y de comunidades autónomas como Andalucía, Madrid o el Levante español.
Tras la inauguración oficial, la carrera de microdrones fue la primera actividad que dio paso a dos jornadas pensadas para los amantes de esta especie de «deporte-ciencia» que combina la destreza humana por radiocontrol con el desafío a las leyes de la gravedad. Tan sólo bastaba con dar un paseo por las inmediaciones reservadas al equipo técnico y a los pilotos para ver el minucioso cuidado que prestaban a estas sofisticadas miniaturas antes de salir a competir. Técnicas como la construcción del fuselaje, la aerodinámica o la electrónica se entremezclan para obtener el mejor rendimiento de dichas maquinarias.
En ese espacio habilitado para aguardar los momentos previos al despegue, una muestra de coloridos aeroplanos a tamaño reducido acaparó el foco de atención para las visitas por grupos que en esta ocasión prepararon los organizadores. Aviones Across 3D -los idóneos para piruetas- o los jets con turbinas de gas -reales como las de un Boeing- cautivaban a familias enteras no sólo por su fiel reproducción, sino también por sus dimensiones. Hasta los 4,5 metros de longitud y los 30 kilos de algunos modelos como el J-3 Clipeed a escala 1/50, es decir, la mitad del tamaño real. Su propietario, el malagueño Antonio Carlos Morales, describió la versión original de esta maqueta como «un avión del año 46 ó 50» cuya utilidad estaba pensada en los Estados Unidos para «desplazarse de un sitio a otro» dentro del territorio nacional gracias a un motor de 60 caballos de potencia.
Antes de media mañana, el internacional y cuatro veces campeón de España Martin Pickering deleitó al público con las maniobras de su artefacto. Como una ráfaga que corta el aire se movieron estos pájaros metálicos a través de giros sobre sí mismos, invertidos y estilos denominados barrena -de cuchillo o plana-. La pericia de algunos dejó en la retina estampas como el torque roll, en el que el aparato queda en posición vertical a la vez que gira sobre su eje longitudinal sin variar de altura. «Suele ser llamativo, gusta a la gente y al piloto también», comentó José María Avecilla. Este acróbata del radiocontrol valoró la infraestructura del festival, entre cosas, por las dimensiones de la pista de despegue, con 700 metros de largo por 20 metros de ancho, algo excepcional para esta afición.
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